lunes, 1 de diciembre de 2008

Te escribiré

No serán lamentos ahogados, ni suspiros olvidados y tan extraños para mí como lo es tu presencia. Prometo no dibujarte sonrisas apagadas en su risueño lastre, ni ecos vacios de los gritos que brotan de mis entrañas.
No te haré llegar reseña alguna de los surcos que las lágrimas marcaron en mi rostro. No te hablare de los sueños y anhelos marchitados que una vez me sirvieron de bálsamo para ver la luz en un incierto futuro. No haré de mi desdén estandarte, ni de mis pasos desorientados, mi único camino.
Nada te contaré de mis grises atardeceres y amaneceres más oscuros que la misma noche. Nada te diré de la voz que, entrecortada, atenaza mi mente, de las veces que he pensado en cerrar los ojos, en acabar con todo. De cuando he creído tenerte cerca y, al tiempo, lo lejos que te sentía. De las veces que mi mente ha engañado a mis ojos esbozando tus rasgos frente a mi cabeza caída.
No, no te molestaré hablándote de lo que me cuesta levantarme cada mañana, del esfuerzo que me estremece al echarme a dormir, de lo que siento tu ausencia desde que te perdí, de lo que te echo de menos…
No serán esas palabras las que entre líneas te escriba. Te hablaré de cada halo de luz que irradie el día, de cada nuevo brotar en los jardines con el rocío al alba, de cada hoja que meza el viento. Así al menos descansarás mejor que yo.
Mañana tomaré esta carta y la dejaré sobre tu tumba. Dicen que, en mitad de la noche, las almas puras abandonan su sepulcro, un instante al menos. Quizá entonces puedas leerla, quizá entonces te acuerdes de mí.

1 comentario:

Anónimo dijo...

where you come from!