martes, 7 de octubre de 2008

Últimas voluntades


En Madrid, siendo las diez horas del once de septiembre del dos mil seis, YO, Guillermo Antúnez, en pleno control de mis facultades mentales, hago constar en el presente TESTAMENTO PÚBLICO ABIERTO, mis últimas voluntades en las cuales cumplo mi deseo de legar todas mis posesiones, mediante las siguientes dos cláusulas:

CLAÚSULA PRIMERA: A mi querida mujer y mis amados hijos, siento no poder dejarles más que el techo que les cobija y mi recuerdo, que pese a ser poco, confluyen en ellos todo cuanto he sido y todo cuanto les quise. En cada rincón de la casa, en cada minuto que compartimos, en cada bocanada de aire que respiren.

CLAÚSULA SEGUNDA: A la sociedad y las instituciones pertinentes que nos defienden y dirigen les lego: mi infancia, juventud y vejez. Mis ilusiones perdidas, mis sueños agónicos, mis esperanzas vanas y mis bolsillos vacíos. Mi estomago cerrado y mi voz apagada. El dolor de mis brazos, el hambre de mis hijos y las lágrimas de mi mujer.

Por todo cuanto necesité y nunca pude tener, por todo cuanto tuve que nunca deseé.

Tómenlo. De todas maneras ya fue suyo.

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